miércoles, 1 de mayo de 2013

Se rozó la épica...


¡Grande Real Madrid! El conjunto blanco hizo gala ayer de la casta, el orgullo, la ambición y el esfuerzo que se le supone. Sin duda, dio motivos más que suficientes para que los aficionados madridistas, a pesar de no alcanzar el pase para la Final de la Champions, se fuesen a dormir orgullosos de los 14 gladiadores que se dejaron la piel en la arena del Santiago Bernabéu.


A lo largo del encuentro se evidenciaría que este tipo de partidos es mejor olvidarse de tácticas y luchar con el corazón, pues éste, al contrario que la cabeza, desconoce el significado de la palabra miedo. El Real Madrid jugó "alocado" 30 minutos de partido (15 al principio y 15 al final) y fue cuando realmente tuvo opciones de vencer en la eliminatoria. Una cosa quedó clara, 90 minutos en el Bernabéu son muy largos... el Dortmund temió por su eliminación durante todo el encuentro y cada saque se convertía en una demora hasta ahora asociada a la picardía española.


Mención especial para la afición. Hacía mucho, mucho tiempo que no veía al Santiago Bernabéu tan volcado con su equipo y es que el Real Madrid porta en su ADN el gen de las remontadas y su afición lo sabe. Desde antes de que comenzase el partido hasta una vez acabado, aún eliminado el Madrid, los ánimos, aplausos y cánticos no cesaron. Imposible no emocionarse cuando afición, club y jugadores se enfrentan unidos a una causa que parecía casi irrealizable.


Cuando más de 80000 fieles te alientan desde la grada antes de que el árbitro toque su silbato y dé comienzo al partido, cuando te reciben con un atronador: "¡SÍ SE PUEDE!!! ¡SÍ SE PUEDE!!!" Es impensable que los jugadores no salgan enchufados y dando el 100%. El Real Madrid tuvo un inicio vibrante, mágico y prometedor. Los 15 primeros minutos fueron sueño y pesadilla a la vez para los madridistas: sueño porque las ocasiones llegaban y el juego hacía pensar que sí, que la remontada era posible; pesadilla porque el balón, más cruel que nunca, se negaba a entrar y superar a Weidenfeller. Higuaín erró un mano a mano que detuvo Weidenfeller; CR7 primero envió un balón al cielo y después protagonizó un remate acrobático espectacular que también atajó el guardameta; Özil se plantó completamente solo en el área y por un instante se paró el tiempo, inexplicablemente su remate se marchó al lateral de la red; Di María chutó varias veces desde fuera del área pero sus remates no alcanzaron portería... el ambiente era inigualable, el vendaval de ocasiones continuo y el gol, sólo era cuestión de tiempo... Götze se aterró de lo que estaba sucediendo en el terreno de juego y se borró del partido, entró en su lugar (por supuesta lesión) Grosskreutz. A pesar del arranque madridista, los minutos pasaban y el gol seguía sin subir al marcador. Poco a poco el Madrid comenzó a acusar el desgaste físico y el Dortmund tomó el control del partido y lo anestesió lentamente. El descanso apareció en el horizonte sin que se hubiese movido el electrónico. Los cánticos en la grada no callaban, las esperanzas no morían...










El guión de la segunda mitad giró radical e inesperadamente, las oportunidades se sucedieron pero a favor del Dortmund. Lewandowski en un contraataque estrelló el cuero en el larguero, Gündogan no aprovechó un pase de la muerte y Diego López realizó la mejor parada del encuentro, con una estirada a los Casillas frente al Sevilla. Otra de Lewandowski se marchó a la grada para alivio de los aficionados. José Mourinho había reaccionado y en el minuto 55 introducía un doble cambio arriesgadísimo. Salieron Coentrao e Higuaín (gran partido del argentino a pesar del fallo en la primera oportunidad de la que dispuso) y entraron Kaka' y Benzema; el Madrid pasaba a jugar con sólo tres defensas. Al ataque pero peligrosísimos los posibles contraataques del Dortmund. En el minuto 66 el Real Madrid consumió su tercer cambio: salió Xabi Alonso, con un nivel muy bajo en la eliminatoria, entró Khedira. Nuevamente el tiempo corría despavorido, huyendo de un Real Madrid que extrañamente pecó de una mala pegada muy poco habitual en él. Daba la sensación de que las que no entraban en cualquier otro encuentro habrían sido gol. En el minuto 80, con 0-0 en el marcador, nadie se había movido de sus asientos. Por fin, el gol blanco entró. Fue Benzema en el minuto 82, el Bernabéu estalló de alegría y fe y Weidenfeller vio la amarilla por retener el balón. El Real Madrid sacó energías de reserva de lo más profundo de su ser para volcarse sobre la portería alemana. Nuevamente, las ocasiones se sucedían pero la pelota no atravesaba la línea de gol. En el minuto 88, Benzema controló un balón dentro del área de forma soberbia, pasó atrás a Ramos con frialdad y éste logró el 2-0. Wembley estaba a un gol... Oportunidades hubo, la más clara una de cabeza de Ramos que lamió la cepa del poste. Pero el caprichoso destino quiso recordarle al Madrid el partido que había hecho en Alemania y la remontada no cuajó...











Diego López, una vez más, dio la razón a Mourinho salvando las pocas llegadas del Dortmund; Varane, inconmensurable, sencillamente magnífico; Sergio Ramos, el mejor del partido, luchador, capitán y ejemplo para los suyos; Modric, partidazo, se sacó la espinita del mal encuentro de ida que disputó; Di María, incansable, presionando y jugando bien; Özil, intermitente, pero sus destellos eran motivos para creer en la remontada; Cristiano Ronaldo, sin tener su día, se dejó la piel en el campo y mereció todos y cada uno de los aplausos que le dieron; Higuaín, sin gol, pero genial (yo no lo habría sustituido); Kaka', con ganas de reivindicase en un partido vital, tuvo una gran aportación; Benzema volvió a demostrar que cuando quiere puede, con su gol y, sobre todo, con su asistencia a Ramos hizo alarde de una clase única... ¡ENORME REAL MADRID!


El que una vez más, como en la Final del Mundial del 2010, no estuvo a la altura del partido fue Howard Webb
  • Intolerable que Weidenfeller no acabase expulsado. Entre sus pérdidas de tiempo al sacar, sus supuestas lesiones y su retención de balón tras el primer gol blanco, que por un momento nos hizo creer que veíamos una lucha en un partido de baloncesto, no comprendo cómo no vio dos amarillas a lo largo del encuentro. Más aún si tenemos en cuenta (y no exagero) que en el primer saque de puerta del partido (min. 1) tardó más de treinta segundos en sacar.
  • Desequilibrado reparto de tarjetas. Es llamativo que el Borussia Dortmund que cometió más faltas (19 por 14 de los blancos), más violentas (como una a Xabi Alonso en la primera parte en la que el jugador alemán se marchó de rositas) y que perdió tiempo a mansalva finalizase el partido con menos tarjetas que su rival. 4 amarillas para el Real Madrid, tan solo 2 para el Borussia Dortmund.
  • Se tragó una mano clarísima en la frontal del área en los momentos finales del partido (que también era amarilla).
  • Poco añadido. Con todos los cambios hechos, las pérdidas de tiempo habituales en este tipo de partidos, la lesión de Bender al final que hizo que desde prácticamente después del gol de Ramos hasta el minuto 91 el partido estuviese parado, y un cambio nada más empezar el descuento por parte del Borussia convierte en sorprendente la decisión del árbitro de añadir sólo 5 minutos. Este partido era para 7 mínimo, pero parece que a los árbitros les da miedo ser justos.

Si a esto le unimos que en la ida el cuarto gol del Dortmund fue ilegal (había mano de Reus previa al penalti y aún así el penalti era muy riguroso) podría parecer que el Madrid se eliminó por culpa de los árbitros; pero no nos engañemos. El Madrid ha caído eliminado de las Semifinales de la Champions por la patética imagen que dio en Alemania. Las eliminatorias duran 180 minutos, no 90. En esta eliminatoria se ha rubricado la máxima de que un mal partido en Europa te deja fuera.

Quiero acabar esta crónica dando la enhorabuena al Borussia Dortmund (que en el cómputo global ha sido el mejor) y con una reflexión. ¿Qué conseguiría este Real Madrid si jugase todos los partidos con la intensidad que jugó ayer?

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