martes, 23 de junio de 2015

Joan Laporta, el político frustrado


Es interesante comprobar cómo cada vez más las elecciones a la presidencia del Barça se convierten en un espectáculo más parecido a los mítines políticos que a un acontecimiento deportivo. Poco se habla de fútbol, de fichajes, de táctica… mucho, demasiado, de Cataluña.

Hay un candidato que destaca en este último aspecto por encima de todos los demás. Tras su nefasto paso por la política reaparece en el panorama futbolístico con el rabo entre las piernas pero la cabeza bien alta para seguir hablando de lo mismo: de política. Por alguna extraña razón este personaje consigue aunar independentismo catalán y F.C. Barcelona como si no pudiesen vivir el uno sin el otro. A mí, que siempre he criticado a los aficionados que mezclan política y deporte, me sorprende la naturalidad con la que lo consigue.

Cientos de miles de niños catalanes con la camiseta del Barça escuchan a este señor hablar y maman desde chicos que admirar a Messi, a Iniesta o a Xavi va ligado al ser y sentirse independentista. Desde luego, no hay mejor manera de asentar unas ideas políticas sobre unos ojos y oídos inocentes que se empapan de todo lo que ven y oyen desde muy temprana edad.

Estas líneas no son ni mucho menos una crítica al independentismo catalán, pero sí lo son a la identidad que pretenden hacer algunos entre equipo de fútbol e ideas políticas. El señor Joan Laporta, como Xavi, Piqué, Puyol, Bartra, Busquets… puede, como ciudadano, tener las ideas que quiera y expresarlas en público. No obstante, no puede por ello pretender convertir esos ideales en bandera y símbolo del barcelonismo.

Gracias a la magia del fútbol, el Barcelona trasciende fronteras y va mucho más allá de Barcelona, Cataluña o, incluso, España. El Barcelona es un equipo cuya camiseta se encuentra en todos los rincones del mundo y que tiene seguidores de todas las nacionalidades habidas y por haber. Me va usted a contar señor Laporta, qué le importa (con todos mis respetos) a un culé de Extremadura, de California o de Hong Kong la emancipación de Cataluña. El fútbol está para unir pueblos y no para separarlos.

“Queremos un Barça catalán”. “El club seguirá estando al servicio del país, Cataluña”. “Mi proyecto es desacomplejadamente catalanista”. “Estamos comprometidos con el proceso que vive el país”. Con lo bello que es el balompié, qué triste es oír a candidatos del mejor equipo del mundo convertir sus elecciones en una pantomima política. Será su proyecto desacomplejadamente catalanista, pero es usted acomplejadamente un político frustrado. Menos política y más fútbol, señor Laporta.