La cabeza de Ancelotti llevaba ya unos cuantos días pudriéndose en alguna estancia del Santiago Bernabéu, pero no fue hasta ayer cuando Florentino se decidió a exhibirla al público en lo más alto de una pica. El gol de Morata en feudo madridista supuso la condena a muerte para el entrenador de la "Décima". Justo un año después de la celebración del título más esperado por el madridismo, la ejecución se convertía en tema de dominio público.
Conociendo los antecedentes del máximo mandatario del Real Madrid no es una sorpresa que el italiano haya tenido que empaquetar sus pertenencias antes de tiempo. El ser humano es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra y Florentino parece dispuesto a repetir error unas cuantas veces. Años atrás, en su primer mandato, despidió a Vicente Del Bosque con una Liga, una Supercopa de Europa y una Intercontinental debajo del brazo. No era el entrenador de la "Décima" el salmantino, no. ¡Era el de la "Octava" y el de la "Novena"!
Con el caso de Vicente en la retina, el futuro de Ancelotti pintaba negro. Ahora la incertidumbre se cierne sobre los aficionados blancos que esperan que no se repitan las consecuencias catastróficas que tuvo aquella decisión. Con que no vuelva Queiroz muchos se darán ya con un canto en los dientes.

El único desbarajuste del curso haya sido quizá la temprana eliminación copera. El Madrid cayó en octavos y, sin embargo, contra un gran rival y candidato al título como el Atlético de Madrid. No se repitió "Alcorconazo" ninguno. Hemos de recordar también el intercambio de cromos realizado por el presidente el pasado verano con la intención de reventar el mercado de las camisetas. Algo que sin duda hace más difícil si cabe el inicio del rodaje del equipo (al Madrid le costó entonarse) y, que si bien en algunos casos ha sido acertado, tampoco parece tener demasiado sentido tras haberse proclamado campeón de Europa.

Además, clubes como el Manchester United han demostrado que en el fútbol la apuesta más fiable es la continuidad. Creer en un proyecto a largo plazo que te garantice el éxito por mucho tiempo. Habrá años mejores y años peores, pero cambiar de entrenador como de camisa no es adecuado. El baile de nueve entrenadores en doce años de mandato del señor Pérez se torna un tanto irrisorio para el gran rival de los blancos. Ahora vendrá Rafa Benítez (¡encima!) y firmará un contrato por los años que sea cuya garantía de cumplimiento es absolutamente nula.
Ancelotti dio tranquilidad a un vestuario incendiado, consiguió aquello en lo que muchos otros fracasaron e incluso, esta misma temporada, hizo jugar al Madrid a un nivel espectacular en su racha de veintidós encuentros victoriosos consecutivos. No soy un apasionado del italiano ni nunca lo he sido, mas con datos objetivos en la mano la conclusión es clara. La impaciencia del presidente, como siempre, ha terminado con su etapa de blanco.
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