Los blancos sumaron frente al Basilea su quinta victoria en cinco partidos y ya tienen asegurado el pase a los octavos de final como primeros de grupo
Hay
momentos en los que no pasa absolutamente nada. Una calma se expande
imperturbable hasta que topa de pronto con algo: un destello, un chispazo, un
atisbo de genialidad. Eso sucedió anoche en el Saint Jakob Park. Cuando el
partido dormía Benzema despertó a propios y extraños con una jugada de crack
mundial. Por la banda izquierda fue escondiendo la pelota como un mago oculta
un conejo en su chistera; sus cambios de ritmo sentaban a rivales sin que el
cuero se alejase un ápice de sus botas. Así continuó el francés hasta la línea
de fondo, desde la que regaló con lazo el balón a Cristiano para que lo
empujase y marcase el único tanto del encuentro.
No
fue un choque brillante. Tampoco de grandes sobresaltos. Fueron noventa minutos
de fútbol en los que pasó muy poco porque uno no pudo y porque otro no quiso.
La falta de acierto del Basilea condenó a los suizos, mientras los merengues
reservaban energías para futuros compromisos. Quien no se reservó nada fue
Isco. El malagueño continúa empeñado en demostrar a su técnico que puede jugar
donde sea requerido. Su buen papel como mediocentro no ha dado lugar a que se
añore a Luka Modric hasta el momento. A su talento y habilidad ha unido con
gran talante capacidad y esfuerzo defensivos.
Cristiano
Ronaldo logró por fin igualar a Raúl con su 71º gol en Champions League. Ahora
sólo Messi, con 74 tantos, está por delante del luso en lo que promete ser un
duelo histórico cada jornada. Por su parte, Sergio Ramos, único madridista
apercibido de sanción, vio la cartulina por lo que llegará a los octavos de
final limpio y no disputará el último partido de la fase de grupos frente al
Ludogorets.
Otro
hombre que estará de celebración es Keylor Navas. Debutó en Champions con
victoria por la mínima y evitando el empate de los suizos con una mano
salvadora con la que emuló al mejor Íker Casillas. El meta tico frustró la
noche de Embolo, el más destacado de los suyos, que compartió protagonismo con
el incesante teatro de su compañero, Derlis González.
Con esta victoria el Madrid de Ancelotti encadena
una racha triunfal de quince triunfos consecutivos que, precisamente, comenzó
con el 5-1 que le endosó al Basilea en el Bernabéu. Igualado el récord de
Miguel Múñoz y de Mourinho; quince puntos de quince posibles en Champions… el
Madrid, ¡arrasa!
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