Desde que volviese Xabi Alonso de su prolongada lesión este Real Madrid ha dado un cambio de imagen radical. El ansiado buen juego parece estar llegando por fin al equipo blanco y ya no existe la tan peligrosa dependencia que se tenía de CR7. El tolosarra ha vuelto y no como el de la temporada pasada, cansado física y psicológicamente; ha regresado el mejor Xabi Alonso para dar equilibrio al conjunto blanco e iniciar los procesos neurológicos de los merengues.
La última víctima que se han cobrado los madridistas ha sido el Real Valladolid que recibió cuatro goles y fue incapaz de inquietar a Diego López. El Santiago Bernabéu (una vez más con el fondo sur vacío) disfrutó con los suyos y, desde luego, parece dispuesto a aceptar esta nueva versión de la escuadra dirigida por Ancelotti. El triángulo Modric-Alonso-Isco funciona y cierra puertas al 4-3-3 (opción preferida por el técnico italiano).
El nombre propio del partido fue el de Gareth Bale, más por cantidad que por calidad aunque tampoco se quedó corto en esto último el galés. El conjunto de JIM tuvo muy poco que hacer en el Bernabéu. Podría decirse que ayer había once futbolistas con "asientos" privilegiados para ver jugar al Real Madrid. Xabi Alonso volvió a estar omnipresente en el centro del campo. Parece más joven que la pasada campaña y su fútbol brilla y saca a relucir el talento de sus compañeros. Benzema e Isco estuvieron de gala. Cuando se lo pasan bien estos dos... ¡las que lían!
Los cuatro goles quizá se quedaron escasos. Bale hizo tres (primer hattrick de blanco) de los que ninguno pasará a ser recordado como uno de los mejores de su carrera, pero todos los goles valen a fin de cuentas... El otro lo puso Benzema con un testarazo que ejecutó lo que era un regalo servido en bandeja de plata; el milimétrico centro de Bale. Los quince últimos minutos fueron los de Jesé y Morata (podrían haber jugado más tal y como estaba el partido). Jesé consiguió nuevamente meterse a la afición en el bolsillo completando otro gran ratito y Morata pudo hacer el quinto de no evitarlo Mariño con una intervención asombrosa cuando el choque ya agonizaba. 4-0, tres puntos y buenas sensaciones.
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